Durante siglos el artesano armero ha sido la quintaesencia de los eibarreses. Fueron los creadores de un oficio que inventaron, perfeccionaron e implementaron de generación en generación.

Cada artesano pertenecía a un gremio de una determinada especialidad: uno trabajaba la madera, otro el acero, otro los grabados, otro ajustaba piezas… pero siempre para el mismo sector, el armero. Los trabajadores aprendían de su padre o abuelo siguiendo la misma metodología y usando las mismas herramientas, aunque siempre conocían algo nuevo que mejoraba la técnica y les hacía más expertos.

De esta manera, hemos llegado a nuestros días y, a pesar de que poco a poco se van perdiendo estos oficios, tenemos a grandes artesanos que los siguen perfeccionando cada día. En nuestro taller contamos con culateros, basculeros, montadores, ajustadores y grabadores que trabajan al detalle cada pieza que compone una Grulla y que han conseguido que nuestras escopetas y rifles sean reconocidos internacionalmente como armas de lujo por su calidad y exclusividad.

Eibar es una ciudad con arraigo industrial que goza de una gran tradición armera, cuyo origen se remonta al siglo XV, lo que le ha otorgado el sobrenombre de “Ciudad Armera”.

Esta especialización de la zona junto al espíritu trabajador y el talento para elaborar un producto artesano fueron las razones que en 1932 impulsaron a cinco de los mejores maestros armeros de la zona a unirse y elaborar piezas únicas hechas a mano. Aquella aventura no solo fue el inicio de una armería emblemática, sino también el comienzo de una prestigiosa marca, Grulla Armas, especializada en la fabricación de escopetas y rifles, armas aristocráticas que representan el más puro espíritu de la caza tradicional, cuyo nombre ha traspasado fronteras.

Este linaje armero nunca ha perdido su propósito y, dos generaciones después, Grulla Armas sigue trabajando la escopeta fina con tal exquisitez y calidad que cada pieza elaborada se convierte en única. El método sigue siendo el mismo: artesanía, mimo y pasión ¿Qué aportamos? Más de 90 años de experiencia.

Si algo caracteriza la forma de trabajo eibarresa son los talleres gremiales. Muchos de ellos se ubicaban en las propias viviendas, lo que facilitó la socialización de los oficios entre los habitantes.

Esta forma de trabajo tan artesanal y cercana, hizo que surgieran colaboraciones entre talleres para crear escopetas de caza de un gran valor y calidad.

Hoy en día, luchamos para mantener viva esa filosofía, por eso en nuestro taller seguimos trabajando como tradicionalemente, con las herramientas de siempre y con los mejores expertos de cada oficio para que trabajen a mano, y paso a paso, cada una de las piezas necesarias que componen una escopeta artesanal.